Hay que estar abierto a escuchar las voces del entorno, pero sólo tú conoces de tu verdadera capacidad, limitaciones, nivel de claridad, nivel de energía, o la dosis de valentía que en cada momento tienes. Es variable, depende de ti, también del contexto,….
A veces es necesario dejar de escuchar a otros, poner distancia a lo que te dicen, y reconectar con esa voz interior. Escucharte y valorar-te. Escuchar ese susurro, ese pálpito… a veces revuelto, a veces un hilo de voz,… pero que si le dedicas atención va cogiendo fuerza… No lo escuchabas, pero el malestar que sentías (¡ay que bien trabajan las emociones que no te dejan descansar hasta que haces lo que tienes que hacer!) te decía que estaba ahí. Esa voz, tú,…Con tus luces y sombras…. pero con todo ello ¡eres capaz para tirar p’alante! Cuando te reconoces, y te escuchas, sí puedes un paso más, y dos,… ¿quién sabe hasta dónde?
No hablo de no escuchar. No, por supuesto, escucha y valora, pueden estar viendo algo que no ves… ¡algo valioso! Esos puntos ciegos que no alcanzamos a ver…
O no… y están proyectando su capacidad, miedos, visión,… sobre ti…. y por tanto en el fondo, no hablan de ti… o te están hablando desde la barrera (consejos vendo…). Por eso, antes de abrazar todo lo que te dicen… ¿tienes que creértelo a pies juntillas? ¿Sin filtros? Escucha y ponlo al nivel que debe estar ese feedback para que sea constructivo… ¿Esa voz tiene que tener el grado de credibilidad que le estás otorgando? ¿Esa persona es importante para ti? ¿Su criterio en ese tema es importante por su conocimiento o experiencia? O ¿es importante como persona pero no tanto por su nivel de experiencia para mi? ¿O al revés?…
No eres lo que el entorno dice que eres… hay mucho más que no dejas ver.
Por eso, recuerda que es tu responsabilidad, y sólo tuya, esto sí que no es delegable, tomar distancia, escucharte, escuchar a quien hay que escuchar, aprender,… Lo que está en juego, muchas veces, es ni más ni menos tu propia autoestima.
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