En tiempos revueltos, para cuando unos piensan si se puede hacer o no… otros ya lo están haciendo. El impacto derivado de la pandemia «va por barrios», y es evidente que hay sectores que se han visto favorecidos mientras otros muchos se han visto mermados.
Pero aviso a navegantes… porque tanto en los primeros como en los segundos, hay quien está aprovechando el oleaje para reforzar su posición, para ganar en competitividad (creciendo por encima de la tasa de crecimiento de su mercado – sea la media positiva o negativa) y otros que, tal vez sin ser del todo conscientes, pensando que la tormenta afecta a todos por igual… están viendo mermada su cuota, perdiendo competitividad.
Los trenes siguen pasando…. aunque tal vez han cambiado sus horarios, su frecuencia…. incluso sus paradas… pero siguen pasando. Todavía no se ve, pero en no mucho tiempo, se verá un cambio en el tablero de juego de muchos sectores…
Si esta tormenta algo ha dejado en evidencia es la solidez de los pilares donde se sustentaban empresas, proyectos, equipos y las propias capacidades profesionales. Se ve claramente la solidez o los pies de barro de muchos proyectos, líderes y equipos. No sólo porque el músculo que habíamos desarrollado nos permita capear mejor o peor el temporal o sus adversos efectos , sino porque ahora mismo, los proyectos y equipos sólidos están teniendo la capacidad de utilizar, no exento de dificultades, el conocimiento acumulado para afrontar los intensos retos que se nos presentan.
¿A qué me refiero con la capacidad de utilizar el conocimiento acumulado para afrontar los intensos retos que se nos presentan.? Pues a que no pase esto…
Porque aparentemente todos están haciendo muchas cosas… pero la gran diferencia radica en la capacidad de poner encima de la mesa los problemas (de clientes, internos, técnicos, no técnicos, de mercado, del equipo, de las personas,… es decir, aquello que nos está impidiendo avanzar) y aprovechar las oportunidades que encierran, y a partir de ahí poner foco para solucionar o aprovecharlos, cuidar a las personas para no dispersar la fuerza, de parar si hace falta para reenfocar (es decir, hacer algo diferente para seguir haciendo lo que toca), de utilizar las capacidades que tenemos, sumándolas, de dar pasos cortos pero certeros… y uno detrás de otro…
Es el momento de actuar, es el momento de reflexionar mientras se está haciendo (con método, con eficacia), es el momento de aprender y mejorar con valentía y agilidad (sosteniendo la emoción y estando atento a las dinámicas que se dan entre las personas y las personas y la tarea).
Es el momento de los EQUIPOS (con mayúsculas)
Es el momento de trabajar poniendo el talento individual al servicio de una respuesta conjunta que pueda ser una respuesta válida en el nuevo contexto. Es el momento de los EQUIPOS (con mayúsculas), entendiendo el equipo como aquél que es capaz de llevarnos a donde individualmente no podríamos llegar.
- No hay tiempo para individualismos aunque en entornos amenazantes la tentación del «sálvese quien pueda» por ejemplo, guardándose información importante (interna o externa) por miedo a cómo se va a interpretar o «si será utilizado en mi contra» culpabilizando al mensajero en lugar de afrontar lo que el mensaje lleva por detrás, es una triste realidad.
- No hay tiempo para seguir con agendas saturadas donde todo se ha convertido en importante y para ayer, sin invertir (con un excelente retorno de la inversión) tiempo para parar y priorizar… porque cuando todo es importante, cuando todo es urgente, NADA es ni importante ni urgente. Ni la parálisis por análisis ni «el pollo sin cabeza».
- No hay tiempo de reuniones infinitas, pero tampoco es el tiempo de ir por libre o no coordinar esfuerzos y tareas. Reuniones de valor, pocas pero de calidad.
- No hay nada más peligroso que la ausencia de pensamiento crítico, necesitamos apoyo real… pero no palmeros. ¿Te has encontrado en reuniones donde parece que todo va bien cuando todos sabemos que muchas cosas no funcionan, y que las verdaderas conversaciones, esas que buscan arreglar las cosas, son entre bambalinas, «cuasiclandestinas»? Pues de esos barros estos lodos…
- No hay tiempo para echar balones fuera, ni de escurrir el bulto… no hay tiempo para cumplir mi parte y no ofrecer apoyo real a otros miembros del equipo, a otro departamento,… todos vamos en el mismo barco.
No hay tiempo… porque la factura de todo eso es cara… y ahora, MÁS QUE NUNCA.
Es el momento del LIDERAZGO (con mayúsculas)
Es el momento del LIDERAZGO (también con mayúsculas) que es capaz de generar el contexto adecuado, para que a pesar del vértigo que a veces da el no control, lo no conocido,… seguir avanzando.
Es el momento de sostener con una mano y apoyar con la otra para impulsar a las personas, los equipos y los proyectos. Es el momento de saber más que nunca dónde aportamos valor, VALOR DE VERDAD… haciendo lo que nos toca hacer, y sobre todo, favoreciendo que hagan…. es decir… ayudando a enfocar, sacando las conversaciones importantes… aquellas a las que no sabemos «cómo hincar el diente» y abordándolas, poniendo los medios técnicos y no técnicos al servicio de las personas y de la tarea, apoyando en la toma de decisiones si hiciera falta, escuchando qué está pasando, dejando hacer pero estando y dejando notar que estás muy presente, …
Para lo cual es el momento de encontrar nuestro propio centro de equilibrio, donde apoyarnos (en mi y en el entorno) para sacar nuestro mayor valor y ponerlo al servicio del proyecto, de los equipos… de las personas.
Es el momento de poner la carne en el asador… Sí, es el momento no de quedarse en las palabras, en las ideas… es el momento de decir a través de lo que se hace, es el momento de ponerse en acción…
No es el momento de esperar a estar preparados para arrancar… ¿y cuándo será el momento perfecto?¿Acaso lo hay? Mira a tu alrededor…
Hoy y ahora es el momento de actuar. Un primer paso, una decisión… ¿Cuál es el papel que quieres tener en esta historia?¿Qué recursos sí tienes para para empezar el camino?¿Cuáles más necesitas?
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