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La parte bella de la vulnerabilidad

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Cuando trabajo con las personas, sea el tema que sea que estemos trabajando (negocios, mejora profesional, resolución de algún problema o situación en el trabajo, temas personales,…) siempre hay un momento que nos topamos con una emoción, con algo que no sabemos muy bien cómo tratar… la vulnerabilidad.

Vulnerabilidad entendida como una parte más frágil (no necesariamente débil). Vulnerabilidad porque no sabemos muy bien cómo manejar algunas emociones, algunas sensaciones, algunas experiencias…, y nos hace sentir normalmente incómodos… bien porque hay algo que ha sido dañado, bien porque es algo muy íntimo relacionado con lo que realmente somos (o intuimos que somos), bien porque es algo que está emergiendo (y muchas veces llevaba mucho tiempo pidiendo a gritos emerger). Vulnerabilidad porque no nos sentimos del todo cómodos con esa parte. Porque en un mundo en el que priman las certezas y lo que se puede ver y tocar, hay una parte más sutil que no sabemos muy bien cómo manejar.

Image courtesy of chatchai_stocker at FreeDigitalPhotos.net
Image courtesy of chatchai_stocker at FreeDigitalPhotos.net

Esa vulnerabilidad la sentimos todos, sin excepción. No hay nadie (o al menos yo no me he encontrado con ninguna persona), por muy bien que se desenvuelva, esté libre. Otra cosa es que el origen de esa vulnerabilidad sea una u otra, y que podamos sentirnos más o menos cómodos con esa sensación; que esa vulnerabilidad me paralice o me haga esforzarme por convivir con ella y avanzar. Pero se trata de mi capacidad de relacionarme de mejor o peor manera con esa vulnerabilidad, más que de su existencia o no.

“Hay que aprender a estar cómodo en las cosas que nos incomodan y superar los límites marcados”

Fabien Costeau

Como comentaba en el último post, la vulnerabilidad habla de algo que forma parte de nosotros, que yo llamaba cara A (lo mejor de mi) y la cara B (lo menos bueno). En función de cómo me relacione con ambas caras, de la forma de reconocerlos, e integrarlos o rechazarlos, dependerá cómo yo vea, sienta y actúe ante las diferentes situaciones que la vida me presenta.

Necesito conocer lo que me limita (caraB – necesidades, heridas, debilidades,…) para en un momento dado entender que mi visión de la situación pasa por el filtro de ese dolor, de esa necesidad, o de esa carencia. No ser consciente de eso me hace proyectar en otros, con lo que la distorsión y los malos entendidos pueden campar a sus anchas.

Conocerlos me da la posibilidad de en un momento dado, cuando están en su máximo apogeo (quien me conoce me habrá oído decir que considero que hay momentos en los que me siento de 8, fluyendo desde la cara A, pero otros momentos son de 2, atrapada por la cara B ;-)) permitirme ese estado (y evitar algunas decisiones en esos momentos), pedir ayuda (una perspectiva objetiva ayuda a relativizar), o incluso ya el darme cuenta de dónde estoy es el primer paso para poder hacer algo con ello…

Pero aunque a priori parezca que la vulnerabilidad tiene más que ver con nuestra parte menos mona, con nuestra cara B, cuando empezamos a indagar en la cara A, en nuestras capacidades, en nuestro potencial, es cuando una respiración honda aparece. Hay algo que intuimos, pero no nos atrevemos a mirar y reconocer que está. En ese momento, una respiración que habla del respeto que nos produce incluso mirar de frente algunas cosas que no nos atrevemos a reconocer. Es más, somos capaces de reconocer habilidades/capacidades/rasgos parecidos en otra persona, y no en nosotros mismos…

Hagamos la prueba, si te digo (para ti, no hace falta que respondas en voz alta), ¿en qué eres realmente bueno? ¿qué es eso que te hace realmente especial, único, diferente, esa combinación de factores que hacen que tú, al igual que tu huella dactilar, sea único y genuino? Tal vez parecido… pero distinto.

No desde la soberbia, no desde la chulería,… desde el orgullo sano y positivo de ser justo contigo mismo y reconocer (al igual que te lanzo la lista de mis defectos de manera rauda y veloz…) que hay cosas de las que somos capaces, aspectos en los que realmente SOMOS, por qué no reconocerlo, estupendos. Y que desde ahí, hay algo que tenemos que hacer.

Y cuando somos capaces de empezar a ver parte de ese potencial, resulta que empezamos a reconocer algunos aspectos de nosotros mismos en los que nos podemos agarrar, anclar, apoyar en esa incomodidad que nunca desaparece, porque la vida es por definición, algo nuevo y cambiante cada día. Porque, como decía Albert Einstein,

Cuando crees que conoces todas las respuestas, llega el Universo y te cambia todas las preguntas…


A partir del día 22 de Octubre, y durante 9 semanas, trabajaremos en el taller “desde mi VULNERABILIDAD”. Un espacio en el que ofreceré una serie de herramientas donde podrás bucear en tus caras A y B, y desde ahí, poder reconocer e integrar en ti parte de esa vulnerabilidad. Esa vulnerabilidad que habla de algo que quiere emerger de ti, y que puede ser, la puerta a otras posibilidades, a otras realidades. Si te animas, ¡aún estás a tiempo!!!
Pinchando en la imagen, más información:

desde mi vulnerabilidad - faceb


¿Qué es lo que te incomoda?

¿De qué habla tu vulnerabilidad?

¿Qué es lo que espera emerger?

 

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