Somos lo que hacemos… decía Aristóteles… no sé si es así, pero sí que nuestros comportamientos, en su conjunto, hablan de cómo vemos el mundo y cómo nos relacionamos con él.
Así, todos conocemos personas que tienden a aportar y otros que parecen más preocupados por poner palos en la rueda, algunos que tratan de ver el vaso medio lleno y otros que no ven más que el vacío, quien se relaciona potenciando a la persona que tiene al lado… y otros que se aseguran de tocarlo… y hasta hundirlo….
Hoy me gustaría me acompañaras a reflexionar sobre el comportamiento de personas que se encuentran en posiciones de poder… personas cuyo comportamiento influye en las personas que le rodean…, tanto en su bienestar personal como en el rendimiento de su trabajo.
Porque por sus pasos los conoceréis…
Avivar la luz: Comportamientos que hablan de grandeza
Reconocer, valorar, permitir hacer, permitir ser, ofrecer un lugar desde el que aportar, fomentar iniciativa,… requiere de grandeza. Grandeza de miras y capacidad de ver el potencial de las personas. Grandeza porque,
Implica no sentirse intimidado, ni pequeño, ante el talento de los demás.
Implica tener la capacidad de valorar que el hecho de que otros también sean… no implica que yo no sea.
Implica tener una mente abundante, generosa,… y entender que el talento no es restrictivo, que hay suficiente para todos.
Implica entender que es incremental, que talento crea talento, porque no hay nada que te ayude a crecer más como persona y/o profesional, que estar rodeado de grandes personas.
Implica valorar la diferencia, porque seguramente, somos buenos en diferentes aspectos, de diferente manera… y esto nos da la oportunidad de lograr un resultado mejor, y además, la oportunidad de aprender el uno del otro.
Pero sobre todo, implica asumir la responsabilidad que la capacidad y talento personal otorga, así como la posición en la que se encuentra, para, como decía Tom Peters, ayudar a sus colaboradores a ir más allá de lo que nunca soñaron que podrían alcanzar.
Porque los resultados extraordinarios se consiguen gracias a equipos que optimizan recursos individuales en aras de un objetivo colectivo.
Porque cuando lo hacemos, sencillamente, todos ganamos.
¿Cómo?
Entendiendo que el liderazgo supone:
Ser el ejemplo de aquello que quieres promover… y coherente entre lo que predicas y haces…
Mantener la visión clara de a dónde nos dirigimos, y recordarlo una y otra vez, contextualizando las diferentes tareas, decisiones,… y dándoles un sentido en el proyecto global
Estando presente, atendiendo el aquí y ahora de los colaboradores y de los procesos que se producen, para estar atento a lo que ocurre y tanto a las necesidades como a las oportunidades que están emergiendo.
Estando al servicio de las personas que te rodean… facilitando tanto el poder hacer como el aprendizaje… como palanca de crecimiento de los profesionales
Reconocer las limitaciones que todos tenemos (somos humanos, no superhéroes), y al igual que ante el error ajeno actuamos, si no hemos actuado todo lo bien que nos hubiera gustado, darnos cuenta lo antes posible y tener la humildad de reconocerlo. Porque cuando hay voluntad de hacer bien las cosas, hasta el error se relativiza y perdona. Una buena gestión de estas situaciones puede ser una gran oportunidad de generar entornos de confianza, indicador clave en la generación de compromiso.
No se trata tanto de grandes actos, sino de la suma de pequeños comportamientos, reflejos de una forma de ser y estar uno mismo y con los que tenemos alrededor.
Apagar la luz: Comportamientos que hablan de miedo e inseguridad
Sin embargo, en el otro extremo, hay otro tipo de personas, que en lugar de mirar a la vida y a las personas que les rodean en clave de potencial, miden a las mismas en clave de mayor o menor nivel de amenaza para sí mismos.
Son aquellas personas que en su fuero interno se sienten inseguras, incapaces de reconocer su humana limitación, su naturaleza vulnerable, de no poder abarcarlo todo, ni saberlo todo… ¡porque hay cosas que sencillamente, hasta que se pongan en marcha no se pueden saber, porque no depende exclusivamente de nosotros, porque entran en el campo de las probabilidades… y no de las certezas! Pero estas personas entienden esa humanidad, como un error fatal a ocultar.
Y ahí está el problema… que en lugar de dedicar el tiempo y esfuerzo en mejorar, aprender, y avanzar... dedican toda su energía a disimularlo, taparlo, y a mantener la apariencia de seguridad y potencia de manera fingida…
Así, en lugar de ocuparse en hacerse grandes a sí mismo a través de hacer crecer a los que le rodean, de potenciar sus fortalezas para que contribuyan con la mejor de sus capacidades a un objetivo común (y por tanto también le va a beneficiar a él…), se dedican a menoscabar la confianza y capacidades de sus colaboradores, de todo aquel que considera pudiera hacerle sombra… imponiendo siempre su criterio.
En una patética idea de que si los demás parecen menos… en comparación… pareceré más…
Con una triste melodía de fondo… “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”.
El origen de esta actitud, es el miedo. El miedo a no ser suficiente, a no estar a la altura, a no poder controlarlo todo, el miedo a que no me acepten, el miedo a que no me reconozcan mi capacidad…. pero llevado a tal extremo (todos tenemos una dosis de este miedo… somos humanos…), que los efectos secundarios que alrededor de estas personas se origina es equivalente a la manzana podrida en la cesta de la fruta. Insatisfacción, malestar, … y por supuesto, bajo rendimiento.
¿Y cómo actúan? Pues allá por el año 1978, la noruega Berit_Ås, identificó 5 técnicas de dominación, más o menos sutiles, pero altamente efectivas:
invisibilizar, ningunear, en una reunión eludir sistemáticamente lo que dice una persona… como si no estuviera, como si no existiera. Privando de identidad se le quita valor
ridiculizar, reírse y hacer reír a costa de una persona, con cualquier excusa… etiquetar a esa persona con ideas que la minusvaloran… tratando de hacer de la parte un todo.
ocultar información, haciéndole quedar mal, impidiéndole que haga bien su trabajo… ” Ah, ¿no lo sabías?”
doble castigo, te pongo ante una situación que tanto lo hagas como no lo hagas… vas a ser el malo de la película. Sí o sí, no hay alternativa posible… y te hará parecer que es tu culpa.
culpar y avergonzar: El Culpar y humillar se lleva a cabo a través de la ridiculización de la persona y por medio además del doble castigo
Y aquí sí tenemos un problema, el ejemplo típico de, como me has oído muchas veces, “para yo parecer algo, en lugar de crecer, te hago, a las buenas o a las malas, pequeño”. Una verdadera lástima….
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