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¿Y por qué no? la mentalidad que nos ayuda a alcanzar objetivos

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Todo comienza con una idea retadora,… una idea (a veces clara, otras veces nebulosa o intuición de la que voy tirando del hilo) en forma de anhelo, en forma de  ¿y si….? que pasa por un primer filtro en la mente de la persona…

Y POR QUE NO

Un filtro que se ha creado con una red de creencias, juicios sobre mi misma y sobre el mundo que me rodea, miedos, potencia, experiencias pasadas que hablan de mi capacidad pero también de mis meteduras de patas y de la interpretación que yo doy a todas esas circunstancias… una telaraña de la que raramente soy consciente pero que me envuelve y que hace que mire la realidad con unas determinadas gafas, con un sesgo nada objetivo.

Y esas gafas con las que veo la realidad, hacen que en un momento dado, una nueva idea, un reto, un objetivo… me ponga las pilas o me haga rechazarlo.

Y me digo… ¿y por qué no? Como respuesta a  retarme a mi misma, a sacar lo mejor de mi,… ¿y por qué no? es la que hace que me lance a la piscina, y trabaje en crear el contexto que facilite que esa idea germine y crezca.

Frente al ¡qué va!… que supone ir con el freno de mano puesto, poner palos en la rueda de la idea, abortando ya de entrada toda posibilidad de fruto. Y es que una mentalidad de ¡qué va! es la que dice con gusto aquello de… “ya te dije yo que no iba a funcionar…” profecías autocumplidas le llaman…

Pero, ¿realmente es tan importante esa mentalidad de ¿ y por qué no?

 Yo todas las personas que conozco y que de una u otra manera han ido consiguiendo sus logros (lo que ellos consideran logros, etapas que les permiten seguir avanzando… independientemente que ante los ojos de los demás sean logros o no), responden a ese perfil de ¿y por qué no?.

Y es que, antes o después, bien sea cuando empezaron a caminar hacia ese objetivo:

bien porque la travesía del desierto que supone cuando estás en construcción pero todavía no ves frutos,

bien porque antes o después hacen acto de aparición los problemas y reveses… en forma de hechos o en forma de tormentas en la cabeza que hacen que te cuestiones lo que estás haciendo, que quién te crees tú que eres para osar pensar que puedes conseguirlo, etc etc…

han tenido que echarle narices, apostar por ellos mismos, tirar de pasión, voluntad y arrojo… y seguir adelante.

Porque aunque nos encantan las películas de Disney, los finales felices,  y pensar que las cosas surgen por una alineación de los astros que permiten la cuadratura del círculo y que yo consigo aquello que me proponía (y suponía un verdadero reto para mí) sin apenas mover un dedo o sin enfrentarme a dificultades (más o menos importantes)… lo siento pero es como la lotería… una entre un millón.

¿Qué hay detrás de esa mentalidad de ¿y por qué no?

Un ¿y por qué no? entendida como la activación de la voluntad y mis recursos para hacer lo posible para que eso que quiero ¡se haga realidad!

Angela Lee Duckworth le ha llamado Grit, que no es otra cosa que pasión y perseverancia aplicadas a las metas a largo plazo.

Integro sus conclusiones y lo que yo he podido observar, aplicar y aprender, bien por mi misma, gracias a las personas y los equipos a los que acompaño. Yo lo resumo de esta manera…

Pensar en grande, actuar en pequeñito

Cuando hablo de pensar en grande, no es tanto por la magnitud material del objetivo (que también por supuesto puede ser), sino por la magnitud de lo que supone para esa persona, equipo u organización. Responde a una idea de lo que con ese futuro escenario significa ser, estar y hacer (muchas veces contribuir). Una idea que hace que la emoción se sienta en el cuerpo y la piel. Algo ¡que realmente les importa!

Pero no se quedan en el sueño o meta… sino que a su vez, son consciente que Roma no se construyó en un día… y dividen esa meta, en objetivos o etapas asequibles.

Objetivos menores (teniendo en cuenta que tenemos recursos escasos ), que tienen un sentido en sí mismos, pero que además, van construyendo los pilares sobre los que se irá sustentando la posibilidad de hacer realidad ese objetivo mayor o meta.

suscripcion-oazDecidir ser el protagonista de su historia

Decidir es hacer, no es decir que lo voy a hacer.

Por tanto, comienzan por decidir a dónde quieren llegar, crean estrategias (retadoras pero realistas) que les lleven a alcanzarlo… y ¡a caminar!

 Enfocándose en lo que SÍ PUEDEN HACER,

aunque sea muy poquito

centrando ahí sus recursos y energía…

no echando balones fuera (¿y eso también lo tengo que hacer yo? Si puedes, hazlo) …

y es así, al cabo de un tiempo, como se empiezan a ver los resultados.

Y no… la perfección no existe… no necesitas darle una vuelta más, esperar el momento perfecto… empieza… producto mínimo viable… lo suficientemente bueno para arrancar.

Mentalidad de crecimiento

Frente a la mentalidad fija que cree que el talento lo tienes o no, y lo traes o no de serie, hay quien piensa que si bien partimos de una condición de base, todo es mejorable.

Esa mentalidad de crecimiento es la que observo en esas personas. Una mentalidad donde el aprendizaje continuo y la práctica de las habilidades que han desarrollado a través de la puesta en acción de sus talentos o capacidades innatas, son el motor para avanzar en ese proceso de superación que supone ese camino de consecución de sus objetivos.

Pero esta mentalidad de crecimiento, frente a la mentalidad fija, tiene una derivada muy interesante, y es cómo afronto el error.

Con una mentalidad fija las consecuencias de equivocarme son garrafales. Las posibilidades de mejora son muy limitadas, por lo que todo tiene que ser perfecto, porque ¿y si fallando demuestro (y sobre todo me demuestro a mi mismo) que no soy tan bueno como yo pensaba? El riesgo es enorme. Un error me define ¡A MI! Mejor me quedo donde estoy….

En cambio, si adopto una mentalidad de crecimiento y pienso que todo es un proceso de aprendizaje y mejora, que todo es mejorable en esta vida (incluido yo mismo), … entiendo que para aprender a no fallar, primero tengo que fallar. Es parte del proceso, y aunque no les gusta fallar,  cuando no aciertan, analizan, aprenden de lo que no ha funcionado, y crean alternativas para esas circunstancias. Y sobre todo, un hecho (sea éxito o fracaso), no consideran que les define. Es el proceso, el esfuerzo, los aprendizajes y el sentido de su desarrollo el que los define. Es un comportamiento que con negativas consecuencias. Se corrige y adelante.

Diálogo interior

Muchas veces,  las mayores batallas se libran en la cabeza. Porque, las dudas (inevitables) que surgen, son el caldo de cultivo perfecto para que entren en escena los elementos de la tormenta perfecta: miedos disfrazados, prejuicios y creencias de lo que es y no posible, de lo que YO puedo o no puedo hacer, cómo creo que “funciona el mundo”, los autosabotajes,…

Saber identificarlos, de reconocer su jugada, no engañarnos con la moto que nos vendemos a nosotros mismos en forma de “te estoy salvando o avisando de todos estos males”, y de mantenerlos a raya, redimensionándolos (reaccionamos igual ante peligros reales que ante los imaginarios), es lo que les permite seguir adelante o quedarse paralizados.

Caen y se “machacan” como los demás… pero tienen la fortaleza mental de darle la vuelta y concebir el reto como oportunidad más que como amenaza.

Persistencia a la adversidad

Y claro que tienen sus altos y sus bajos… pero lo importante no es el no caer (¡cuidado con el exceso de resilencia y no permitirse bajar la guardia!), sino la capacidad cual Ave Fénix de resurgir de sus cenizas. La capacidad de, tras permitirse “llorar” por el dolor de la caída, lo miran de frente, sin  autoengaños, asumen lo que han hecho y no, aprenden de lo que ha pasado, y respirando fuerte… siguen avanzando.

Porque tanto el miedo a no alcanzarlo (miedo al fracaso), como el miedo a alcanzarlo (miedo al éxito) nos hace muchas veces autosabotearnos… pero ahí es cuando ese ¿y por qué no? Puedo dar un poco más de mi… voy a demostrármelo… donde puede marcar la diferencia.

Y es lo que te ayuda a dar los pasos que finalmente te ayudan a alcanzar tus objetivos.

Y tú cómo vas con el … ¿y por qué no?

Si necesitas un empujón, te puedo ayudar. Cuéntame sin ningún compromiso en qué momento estás y te contaré en qué te puedo ayudar.

 

La entrada ¿Y por qué no? la mentalidad que nos ayuda a alcanzar objetivos aparece primero en OAZ Coaching.


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