La confianza es la puerta de acceso a conversaciones constructivas, y en muchos casos, a la toma de decisiones cualificadas. Es la puerta de acceso a la creatividad, la cooperación y el trabajo en equipo.
Y sobre todo, la confianza es la semilla que cuando se desarrolla de manera positiva, se transforma en compromiso. Un compromiso basado en la responsabilidad individual y colectiva con el proyecto de empresa.
Todos hemos experimentado el impacto que su presencia o ausencia produce y somos capaces de sentir si está presente o no.
Es una presencia que envuelve, reconforta y nos anima, como si bajo nuestros pies se tejiera una red de seguridad, a dar un paso más, a hacer oír nuestra voz, a tener ese gesto de conexión, a probar algo nuevo, a…. Esa presencia que nos ayuda a avanzar en una espiral constructiva y nutritiva. Una presencia que acompaña.
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Una ausencia que deja vacío y frío, el elefante rosa en la sala… nadie habla de ella, rara vez se nombra… pero ¡tan presente! Una ausencia que activa un anhelo de seguridad y confort que hace que se disparen las alarmas y desencadenando toda una batería de conductas (más o menos visibles, más o menos intensas,…) buscando encontrar cierto grado de seguridad individual… y aumentando con ello, sin pretenderlo quizás, el vacío… esa ausencia que invita a dar pasos atrás,… porque la soledad, el miedo y la falta de seguridad… despierta en nosotros instintos primitivos del «sálvese quien pueda».
Cuando estamos en entornos de confianza sale lo mejor de nosotros… y en entornos complejos y de incertidumbre, contar o no con un entorno de seguridad (¿qué hemos vivido recientemente en el confinamiento y/o postconfinamiento…?) activa o inhibe la capacidad de resilencia individual y colectiva. Casi nada…
¿Te suena? ¿Lo has sentido?¿Lo has visto?
Yo lo he vivido en 1ª persona, y lo he visto en muchos equipos, entre personas que trabajan juntas,…. y he oído las versiones de cómo lo viven una parte y otra… en confianza… y es una pena constatar que muchas veces son detalles y nimiedades las que marcan esa distancia… porque en lo esencial, hay mucho más en común, mucho más que nos acerca que lo que nos aleja.
Pero precisamente ahí también radica la gran oportunidad, ya que siendo conscientes de cómo podemos favorecer dar un paso hacia la confianza [nota: muchas veces implica actuar de manera consciente y contraintuitiva], podemos identificar cuáles son “las teclas” a nuestro alcance para activarlas.
- ¿De qué hablamos de confianza cuando hablamos de confianza en el entorno organizacional?
- ¿Qué suma de elementos son los que tenemos en cuenta cuando en un entorno concreto lo tildamos de «entorno de confianza»?
- ¿Qué tipo de comportamientos visibles y no tan visibles se pueden observar en entornos de confianza?¿Y cuando ésta brilla por su ausencia?
- ¿Qué nivel de desarrollo de la confianza necesito según la complejidad e interdependencia existente?
- ¿Cuál es el proceso de construcción de esos entornos de confianza? ¿Dónde poner el acento en cada fase?
- ¿Cuáles son los indicadores que me avisan si avanzamos o si esa confianza se ve amenazada?
- ¿Qué herramientas tengo a mi alcance?
Estos, entre otros, son los temas que hemos abordado recientemente con un nutrido grupo de grandes profesionales.
Porque ser capaz de generar relaciones basadas en la confianza es importante para cualquier profesional, pero si tienes la responsabilidad de liderar una empresa, un equipo o a otros profesionales… es esencial. Porque el impacto que tiene sobre las personas y sobre el trabajo que éstas son capaces de hacer individual y colectivamente es enorme. Es una de esas áreas de trabajo que deben inundar de manera transversal tu agenda… algo que se hace mientras «hacemos nuestro trabajo».
¿Parte del feedback? «Tengo mucho que hacer, pero al menos ahora veo por dónde puedo empezar» y sobre todo, la nutritiva y constructiva sensación que genera hablar en confianza de todos estas cosas: compartirlo con sus luces y sombras, «certezas» (si las hay) y todo el abanico de colores con las que actuamos, y normalizarlo… y aceptarlo…. y entenderlo… poner nombre a lo que ya hemos experimentado pero que no sabíamos codificar.
En euskera decimos «izenak izana ematen du» (nombrarlo le da identidad) y cuando lo nombramos, nos sentimos más capaces de gestionarlo… o al menos, acercarnos al mismo de manera constructiva.
Si quieres más información sobre esta u otra formación, no dudes en consultarme.
La entrada Creando entornos de confianza aparece primero en OAZ Coaching para el cambio - Olaia Agirre.