Sería una maravilla contar con un manual de instrucciones para nuestro caso exacto, o tener las habilidades ya entrenadas y desarrolladas para cuando nos toca enfrentarnos a una situación compleja, una conversación en la que nos la jugamos, una toma de decisiones que implica cierto riesgo,… ¿No te parece?
Pero la realidad es que, aun contando con muchos recursos y herramientas a nuestras espaldas (la gente con la que trabajo tiene a sus espaldas mucha experiencia y conocimiento, y está curtida en mil y una batallas), los entornos exigentes, complejos y cambiantes en los que nos movemos hace imprescindible una habilidad:
aprender mientras hacemos
Porque el mundo no se para esperando a que estemos preparados, porque las situaciones toca afrontarlas, raramente se solucionan por arte de magia sólo con el paso del tiempo (más bien se deforman y originan otros problemas enquistando más la situación).
Así que, nos remangamos, tomamos el toro por los cuernos… y hacemos lo que nos toca hacer: seguir haciendo preparándonos para afrontar esas situaciones complejas:
- Parándonos para clarificar: entender la situación, identificar las personas (o sistemas) que intervienen y las posiciones (intereses, necesidades, roles,…), y qué rol nos toca ejercer en esa situación.
- Definiendo una meta para el proceso global y un objetivo para las siguientes actuaciones. Un foco claro nos ayuda a guiarnos incluso en los momentos en los que «las hojas no nos dejan ver el bosque» y a enfocar nuestra energía en lo importante.
- Aclarando nuestra intención y motivaciones: por qué y para qué queremos (necesitamos) abordar esta situación, en qué me afecta, qué me juego,…
- Recopilando la información necesaria, para lo cual tal vez necesitamos mantener algunas conversaciones, o apoyarnos en ciertas personas.
- Tomando las decisiones que previamente dependen de nosotros o identificando las decisiones que en el proceso vamos a tener que abordar. Teniendo en cuenta lo que ya tenemos y lo que necesitamos para tomar esa decisión.
- Buscando la mejor manera de abordarlo, contando con los recursos que ya tenemos y los que están en nuestro entorno. A veces aprendiendo o entrenando alguna habilidad clave (existen herramientas contrastadas que nos ayudan) para que las probabilidades de que esas interacciones, pasos,… lleguen a buen puerto aumenten.
- Buscando el lugar interior, la mentalidad, la actitud, y la emoción más propicia para abordar ese paso
Es decir, preparar esos pasos (nos permite ganar claridad y seguridad, y normalmente efectividad) lo suficiente como para aun no teniéndolo atado, poder darlo con la suficiente confianza y seguridad. Pero darlo, teniendo en cuenta:
- Que debemos dar el paso con la suficiente flexibilidad y cintura para adaptarnos (en el proceso) a lo que la situación va requiriendo (como si es dejar apartado lo que habíamos preparado… plan B, C,…)
- Enfocándonos en lo que sí podemos hacer en cada situación: sea mucho, poco… o casi nada. Pero lo cierto es que a veces, el valor de esos micropasos es enorme, en tanto en cuanto nos ponen en la senda de posibilidades mayores que en el micropaso anterior no se veían.
- Estando receptivos no a los comportamientos visibles (síntoma), sino a las necesidades reales que esconden.
- Hacer visible lo invisible será un buen síntoma de que nos ponemos en la buena dirección, porque sólo así podremos gestionar o abordar las situaciones con calado e impacto, no sólo poniendo un parche en la superficie.
- Y hacerlo, con la confianza de que, aun no teniendo todos los recursos que nos gustaría tener, sí que tenemos (porque ya lo hemos demostrado en el pasado y es parte intrínseca de toda persona) la posibilidad y la habilidad de seguir aprendiendo y desarrollándonos.
Y me lleva al siguiente punto: el aprendizaje y el desarrollo. Para que una situación (incluso de éxito) sea un aprendizaje y palanca de desarrollo, muchas veces no basta con hacerlo, necesita además:
- ser analizado para tomar consciencia de lo que realmente ha pasado: qué ha pasado en mí, en nosotros y a nuestro alrededor, qué sí ha ayudado y qué ha sido un obstáculo (evitable) y superado (o no).
- toca analizar cómo podríamos aplicarlo en un futuro, que nos creemos mi/nuestro propio kit de herramientas a punto para su uso. Un kit que incorpore los diferentes niveles: acción o procedimiento a poder seguir, la mentalidad y la emoción que debemos activar y mantener en el proceso (y cómo lo hemos hecho esta vez), las creencias y juicios que debemos mantener a raya o suspender, el lugar interior desde el que relacionarnos y/o actuar,….
Dos buenas noticias:
- la primera, que en nuestras empresas, nuestros entornos de trabajo, estamos inmersos en entornos que son un gimnasio de lujo para el entrenamiento de competencias (conocimiento y habilidades en acción) y desarrollo personal y profesional.
- y la segunda, que hay recursos y personas (como yo) que os ayudan a facilitar este proceso, acompañándoos, ayudándotos en la reflexión y toma de decisiones, entrenando y dotándoos de recursos que sabemos que funcionan y ayudan a superar muchas pruebas complicadas, adaptándolas a vuestra realidad actual. Una ayuda para aprender mientras hacemos.
Muchas empresas están ahora mismo inmersos en procesos de cambio y mejora, la situación lo exige, y sí, los profesionales (de manera individual, sobre todo si tienen personas a su cargo) o los equipos (mediante sesiones grupales) encuentran apoyo real, recursos prácticos para ir desarrollándose mientras están haciendo. Claridad e impulso para seguir haciendo kilómetros.
Hoy mismo, tras una sesión con una profesional (responsable de dos equipos en una empresa industrial), que tiene un reto importante, y que lo está haciendo muy bien, así me lo ha dicho:
«Estas sesiones me están ayudando a entender cómo desplegar y gestionar el cambio que quiero llevar a cabo en el área (actitudes individualistas, balones fuera, incidencias,….) con pasos claros y con herramientas efectivas. Estoy aprendiendo un montón y dentro de todo lo que tengo encima, la verdad es que me siento muy bien»
Porque así es, como pasa con las herramientas efectivas, cuando lo conoces piensas: ¿y cómo es que no lo hacía así antes?
Y es que de eso se trata, de analizar, tomar decisiones y diseñar actuaciones que me resuelva el reto que tengo hoy, mañana, la semana que viene en mi empresa (alineado con retos mayores), entrenar lo que necesito para abordarlo con la máxima efectividad posible, y mientras tanto, ver lo que aflora en mi (como aprendizaje sobre la forma de abordar las situaciones y sobre mi mismo -fortalezas, debilidades, miedos, seguridades e inseguridades, creencias,…) para dar un paso más en esa espiral de crecimiento y desarrollo que a través del aprender mientras hacemos conseguimos.
Eso es desarrollo, eso es avanzar como personas, profesionales, equipo y empresa.
Un proceso de descubrimiento del tipo de persona que puedo llegar a ser mientras lo estoy haciendo. Y sí, hay sorpresas muuuyyyy agradables en el camino.
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