«Los soñadores necesitan a los realistas para no volar demasiado cerca del sol, y los realistas necesitan a los soñadores porque sino no despegarían nunca». [anónimo]
Fuerzas, impulsos y pulsiones diferentes pero tan necesarias ambas.
La fuerza creativa necesaria para empezar, soñar, pensar diferente-nuevo-no esperado, elevar la mirada para buscar oportunidades diferentes. A veces para revolucionar, traer aire fresco, abrir ventanas y sacudir alfombras. Energía que nos habla que hay tierra más allá del horizonte, que el ojo no lo vea no significa que no exista…
Y la practicidad, pies en tierra, la necesidad de pensar en el aquí y ahora, en lo que toca hacer, en las limitaciones ¡ojalá tuviéramos recursos infinitos! El que es capaz de cual hormiguita, hacer la parte «aburrida», monótona, lo sistematizado,… y hacerlo bien, con mimo y cuidado, con efectividad, porque si eso no se hace difícilmente llegaremos ni de aquí a los límites de la tierra al borde del mar, y por supuesto, a las tierras inexploradas. La importancia de lo estable, lo constante, lo que nos aporta sensación de seguridad.
Dos extremos de un continuo, de realidades que conviven, de energías que se necesitan y se complementan. Porque en el equilibrio está la virtud, y avanzamos buscando los límites seguros del riesgo que podamos asumir. Como músculo que se entrena. Aprendemos a leer las señales, interpretarlas para saber cuándo el paso debe ser corto, cuándo una zancada y cuándo un salto.
Energías distintas y complementarias que se necesitan, y que los necesitamos en la vida, en la empresa, en los equipos. Una energía tan potente como arrolladora, que si no se entiende y aprende a gestionar, puede acabar en conflictos interpersonales y mal clima (y el coste personal que eso tiene para las personas involucradas y su entorno), con trabajo no hecho, «mal» hecho o lejos del potencial teórico de los miembros.
Es también el pan nuestro de las empresas, donde personas diferentes nos relacionamos en contextos exigentes, bajo presión, y donde el roce hace cariño… pero también heridas.
Situaciones que nos cuesta gestionar, que dejamos «a ver si se va solucionando», y donde va echando raíces y enrareciendo el ambiente.
Pero no necesariamente, porque también en muchos casos se aborda, se entiende, se aprende a verlo y relacionarse con esa diferencia de otra manera. Haciendo por todas las partes el ejercicio de la empatía y la búsqueda de acercamiento, de tratar de entender al otro y facilitar que nos entiendan. Usando códigos de comunicación diferentes, porque podemos, con cintura, adaptar nuestro sistema de comunicación a nuestro oyente. Sistema de comunicación que nos abre una puerta nueva a la relación, al entender, a las emociones y las ideas y creencias que tenemos sobre las personas y las situaciones.
Un mundo fascinante, la complementariedad y la riqueza que aporta la diversidad, que requiere de madurez en las personas, algo que se cultiva, entrena y aprende.
Porque nos va mucho en ello, a nivel personal, a nivel profesional, a nivel equipo, a nivel empresa,… a nivel sociedad.
Pero como cambiar la sociedad difícilmente está en nuestras manos, ¿qué tal si empezamos a dar un paso en nuestro entorno más cercano?
Muchas empresas y profesionales lo han dado. Lo están dando.
Si quieres conocer cómo se puede trabajar esta complementariedad, tan necesaria para el trabajo en equipo, la cooperación, el buen clima laboral, el sentido de pertenencia… (no sigo que no termino), no dudes en preguntarme. Desde una sesión puntual formativa a un entrenamiento más amplio, hay muchas opciones que se pueden adaptar a vuestras necesidades.
Estas 3 imágenes representan algunas de las sesiones que he facilitado con diversos equipos. Equipos que han invertido tiempo en ponerse nuevas gafas, aprender claves para entender lo que algunos comportamientos que tal vez no entendemos o nos chocan pueden esconder. Invertir tiempo en conectar, entendernos, a generar conversaciones más constructivas. La experiencia siempre es enriquecedora, incluso cuando se abordan temas delicados. El retorno de la inversión es siempre positivo en resultados, y en el sentir de las personas y los equipos.
Y dejo por aquí algunas frases que leí en su día y tengo apuntados en una agenda, porque a veces necesito recordármelos. Hoy me apetece traerlos aquí y que reflexiones sobre ellos si es que te apetece:
- «Incertidumbre: cuando nada es seguro y todo es posible» [autor desconocido, sorry]
- «El estado de equilibrio es aquél en el que ha ocurrido todo lo que podía ocurrir, es decir, un paisaje creativamente estéril» – Jorge Wegensberg
- Nos gusta relacionarnos y trabajar con quienes son como nosotros, pero a quien realmente necesitamos es a los que son distintos a nosotros – Meredith Belbin [la frase no es exacta, la idea sí]
Si sientes curiosidad o quieres ampliar información, no dudes en comentármelo. Hablaremos de cómo estáis en el equipo, de qué necesitas tú particularmente, y cómo lo podemos trabajar.
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